Reseñas | Traducir el Brasil, de Gustavo Sorá

Argentina y Brasil ¿perdidos en la traducción?

Reseña de Adrián Celentano | Profesor de Historia de la Universidad Nacional de La Plata

SORÁ, Gustavo. 2003. Traducir el Brasil: una antropología de la circulación internacional de ideas. Buenos Aires, Libros del Zorzal, 253 p.

Argentinos y brasileros hemos vivido espalda con espalda, desconfiando por motivos nacionalistas y militaristas, que se impusieron durante mucho tiempo a ambos lados de la frontera. A pesar de esto tenemos un extendido diálogo cultural y artístico con el vecino, resultado de esfuerzos de escritores, traductores y artistas. Ambos mundos culturales elaboraron literaturas nacionales para la identidad de cada uno de los Estados independientes durante el siglo XIX, siempre mirando – como diría Esteban Echeverría- con un ojo a Europa y con otro la entraña americana. Al punto que Domingo Faustino Sarmiento en su autobiografía Recuerdo de provincia recordaba su trabajo intelectual “traduciendo el espíritu europeo al espíritu americano, con los cambios que el diverso teatro requería”. Es por eso que en Brasil y Argentina tuvimos, como en el viejo continente, generaciones de intelectuales románticos, positivistas y modernos, que a la vez se interrogan lo específico de sus propias culturas.

Gustavo Sorá, antropólogo argentino que ha sido profesor en Río de Janeiro y en Francia, dedicó este libro a estudiar cómo se tradujo en nuestro país la cultura brasilera, como se editaron, prologaron y circularon los libros; indagando las causas que han llevado en la actualidad a que la feria de libros de Frankfurt (Alemania) sea el centro de atención para nuestros intercambios. El autor subraya el rol que jugó Martín García Merou, quien señaló la ignorancia argentina sobre la literatura y la vida intelectual de nuestros vecinos, y esa ignorancia es simétrica al desconocimiento de los brasileros de la recepción que tienen sus obras en Argentina. Sorá destaca a Garcia Merou como precursor de la inclusión de Brasil en “una totalidad cultural latinoamericana que buscaba ser pensada como opuesta a la tradición peninsular [española] y al manifiesto ímpetu de dominación que Estados Unidos expresó a partir de la guerra de Cuba” en 1898.

Comenzado el siglo XX, se produce una circulación “experimental” en nuestro país de traducciones esporádicas de autores brasileros, con la colección de la “Biblioteca La Nación”, que ubica cinco títulos, entre ellos Machado de Assis, José de Alencar, Aluísio Azevedo y Afranio Peixoto. Es a partir de 1937 que circulan gran cantidad de títulos, como el ensayo Los sertones de Euclides da Cunha, traducido por Benjamín de Garay para la editorial izquierdista argentina “Claridad”, agregándose las novelas traducidas por Bernardo Kordon, difusor de los problemas sociales brasileros como parte de los latinoamericanos; y los libros de la Biblioteca de Autores Brasileños, financiada por el Estado argentino.

En esa época un exiliado, el escritor Jorge Amado, autor de Cacao y Capitanes de arena, colaboraba en el diario Crítica y en la revista Sur, a la vez que discutía sobre el futuro de la literatura brasilera. En ese momento no había año en que no se publicara un título de autor brasileño, como el caso de Infancia de Graciliano Ramos, que es traducido por Kordon, con quien compartía la red de intelectuales antifascista alentada por los partidos comunistas sudamericanos. La imposición del mecanismo de mercado desdibujó las colecciones y consagró los autores en los años cincuenta, entre los que se destacaron Érico Verissimo y al llamado “embajador de los niños” José Monteiro Lobato con sus títulos infantiles, autor que contaba con un extenso protagonismo político e intelectual en Brasil y que fue objeto de una biografía elaborada por Haydee Barroso, premiada en Brasil. Luego los mecanismos del éxito en el mercado facilitaron la difusión tanto de Amado como de José Mauro de Vasconcelos, o las varias ediciones de poemas de Vinicius de Moraes publicados por De la Flor, ya en los años sesenta -cuando en Argentina hace furor la bossa nova- junto a las colecciones de editoriales como Nueva Visión y Losange dedicadas al teatro.

La difusión de la cultura brasilera en Argentina incluye una extensa lista de estudios sobre historia, sociología y economía, con autores como Sergio Buarque de Holanda, Celso Furtado y Darcy Ribeiro, quienes contribuyeron a una visión crítica de la situación periférica y dependiente de Latinoamérica frente a los países centrales del sistema capitalista. El libro que comentamos presenta la relación asimétrica entre países en el mercado editorial mundial – reflejada actualmente en que el 75 % de las traducciones nacionales derivan del idioma ingles- describiendo minuciosamente la presencia argentina y brasilera en la Feria Internacional de Frankfurt, que le permite a Sorá señalar que tenemos “dos culturas nacionales cuyos destinos pueden no estar fatalmente atados a una historia que ya fue, ni a un orden global que ciertamente las desfigura”.

Extraido de revistas.unisinos.br/index.php/historia/article/view/6436/3580

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